1. IMPACTO ECONÓMICO Y AMBIENTAL DEL USO DE NUEVOS
MATERIALES.
El ser
humano es la única especie animal que ha sabido forzar a la naturaleza para
aumentar sus medios de permanencia. El avance de la ciencia hizo posible la
revolución industrial; la sociedad occidental decimonónica se convenció a sí
misma de que dominaba completamente a la naturaleza y que por esta razón podía
tomar de ella cuanto necesitara. Ahora nos estamos dando cuenta de una realidad
muy dura: el ser humano es capaz de trasformar la naturaleza como nunca antes
lo había hecho, pero aunque resulte contradictorio, jamás ha dependido tanto de
ella como depende ahora.
El ejemplo
más significativo de esta realidad es el petróleo. La economía mundial se ha
vuelto dependiente de esta materia prima.
Muchas de
las necesidades que en la actualidad se encuentran cubiertas con el petróleo
podrían ser satisfechas con productos como el biodiésel y el bioetanol. El uso
de nuevos materiales no solo acarrea consecuencias económicas y ecológicas:
también están las consecuencias políticas y sociales.
Basura tecnológica.
El uso
de nuevos materiales acarrea numerosos problemas económicos y sociales, pero es
que además sus efectos sobre el medio ambiente no tardarán en notarse. La vida
media de un artefacto electrónico es muy corta, por lo que el volumen de
residuos electrónicos no ha dejado de aumentar desde que se inició la era de la
microelectrónica. Pero los residuos tecnológicos es un problema gravísimo por
dos motivos:
1.
Los aparatos
electrónicos son artefactos sumamente complejos cuyos componentes son muy
difíciles de esperar.
2.
Algunos de
los materiales de los que están fabricados son enormemente nocivos para la
salud. Se trata de metales pesados y toxinas que si no son adecuadamente
tratados pueden difundirse por tierra, mar y aire.
Estos son
los componentes más peligros de la chatarra electrónica:
·
Plomo. Su
ingesta puede causar trastornos neuronales y dañar los riñones y el aparato
reproductor. Si se inhala los pulmones se ven seriamente afectados.
·
PVC. Si se
incinera se liberan a la atmósfera sustancias cloradas llamadas dioxinas. Las
dioxinas con tóxicas.
·
Bromo. Los
materiales ignífugos compuestos principalmente de bromo afectan a la glándula
tiroides, provocando alteraciones en el crecimiento y malformaciones fetales.
·
Bario. No es
tan peligroso como los demás metales pesados, pero una exposición prolongada a
dosis elevadas pueden causar una amplia gama de alteraciones orgánicas.
·
Cromo. Su
inhalación causa bronquitis crónica, aumenta el riesgo de cáncer de pulmón y
puede dañar el hígado y los riñones.
·
Mercurio.
Está relacionado con deficiencias cerebrales y hepáticas, especialmente en
fetos y lactantes, ya que puede pasar a la leche materna.
·
Berilio. Es
altamente cancerígeno.
·
Cadmio. Una
exposición prologada puede degradar seriamente los riñones y los huesos.
Estos residuos no deben mezclarse
con la basura normal. Los ayuntamientos de las principales ciudades, han
dispuesto emplazamientos de recogida selectiva, es decir, puntos limpios,
aunque esto no garantiza una solución completa del problema.
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