La creación de este blog a sido idea de la profesora Esther para los alumnos de 1º de bachillerato para realizar nuestras tareas de la asignatura de CMC.

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miércoles, 20 de junio de 2012


2. La celulosa y el problema de la deforestación.
La celulosa es un polímero formado por moléculas de glucosa, muy abundante en el reino vegetal. Aunque sirve de materia prima para productos como el nitrato de celulosa, el celuloide o diversos tipos de sedas artificiales, la industria papelera es con diferencia la principal demandante de celulosa.
La producción de celulosa plantea serios problemas medioambientales. Para la mayor parte de las aplicaciones del papel se exige una mayor calidad, lo que implica un tratamiento químico para asegurar que las cadenas moleculares de celulosa no se rompan y para eliminar la lignina presente en la pasta de madera. Los métodos utilizados son muy agresivos con el medio ambiente porque consumen una gran cantidad de agua, que se contamina con elevados niveles de sulfuros y compuestos orgánicos clorados.


Por encima de la contaminación, el principal problema relacionado con la producción de celulosa es la deforestación. Los bosques y las selvas constituyen la base de equilibrio ecológico de la Tierra; recordemos que además de ser sumideros de CO2, impiden la desertización. Por otra parte, los bosques ayudan a mantener un adecuado nivel de humedad atmosférica y constituyen grandes ecosistemas.


Se calcula que los bosques y selvas tropicales acogen más del 60% de las especies animales y vegetales que pueblan el planeta. Por esta razón se hace realmente difícil imaginar la vida sin esta maravilla de la naturaleza, sobre la que tantos peligros se ciernen.
Las consecuencias de la explotación forestal son aterradoras: en menos de un siglo la superficie mundial de selva tropical se ha reducido a menos de la mitad. Si el ritmo de destrucción de la selva tropical se mantiene, en pocas décadas el cinturón verde ecuatorial que rodea al mundo, habrá desaparecido.













2.1. Plantaciones forestales.

La industria de la celulosa es una auténtica devoradora de madera. Estas empresas se defienden argumentando que han compensado las talas con reforestaciones y el impulso de las plantaciones forestales.
Como alternativa ecológica, las plantaciones forestales son objeto de debate. En primer lugar, no llegan a convertirse en sumideros de CO2 comparables a los bosques naturales. Por otro lado, el impacto medioambiental de las plantaciones es importante, ya que al ser monocultivos reducen la biodiversidad. El protocolo de Kioto incluye algunas cláusulas con el objetivo de regular las plantaciones forestales.



Las empresas productoras de celulosa están abusando de plantaciones de géneros de rápido crecimiento como el eucalipto y el pino. 
El caso del eucalipto es especialmente preocupante: se trata de un árbol originario de Oceanía que ofrece una madera de excelente calidad y en solo tres años puede alcanzar los diez metros de altura. Sin embargo, su introducción en un ecosistema ajeno provoca serias alteraciones.

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